sábado, 19 de abril de 2008

Caracoles y cerdos

Se anunciaba como el programa que iba a poner la cocina española en el mapa, “dejando de ser el primo pobre de la cocina francesa e italiana”. A por ellos, que son pocos y cobardes. No hay como apelar al instinto patriótico para ganarse nuestro corazoncito.

La presentadora, una joven cocinera inglesa -con buen dominio del español aunque un poco chillona para mi gusto televisivo- recorre los pueblos de España visitando sus gentes y aprendiendo de sus costumbres culinarias para luego exportarlas al Reino Unido con un retoque al gusto británico.

Así, una viejecita almeriense le enseño a cocinar una paella de conejo y caracoles, un pastor castellano supervisaba cómo preparaba unas migas de chorizo y una recolectora de azafrán mostraba su particular receta de albóndigas en la cocina de su casa. Todo con una pinta riquísima. La primera parte se puede ver aquí y la segunda aquí (video clips de 10 minutos en inglés - aún no he encontrado la tercera y última parte en Youtube)

Entre otras cosas, el programa filmó la matanza del cerdo en un pueblo de Huelva y todo el folklore que rodeaba al evento. Tenían que ver las lágrimas que le caían a la periodista con los chillidos del puerco. Las viejecitas del pueblo removían la sangre del animalito en grandes barreños para hacer los chorizos y metían el dedo y se lo chupaban para comprobar cómo estaba de especies. La periodista flipaba en colores y supongo que al par de millones de espectadores que atrajo el programa se les ha quitado las ganas de probar un embutido español después de ver las entrañas del proceso productivo. Eso que se pierden.

Las imágenes me traían el recuerdo de un grupo de americanos poniéndose de embutidos hasta las cartolas en un bareto de Madrid hace ya muchos años. Una yanki preguntaba insistemente de qué estaba hecha la morcilla de Burgos que estaba engullendo glotonamente. El camarero esquivó cortésmente la pregunta un par de veces pero a la tercera no tuvo escapatoria… Vaya salto que pegamos los que estábamos allí cerca para que nos nos salpicara el vómito que sucedió a la respuesta.

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