domingo, 13 de abril de 2008

Penalti y expulsión

Al principio estábamos nosotros solos en la sala de espera del ala de maternidad del hopsital. Luego empezaron a llegar más embarazadas a punto de caramelo, con sus parejas y, tras una hora, aquel lugar estaba a punto de explotar, en todos los sentidos de la expresión.

Aparece entonces una muchacha que no creo que pasara de los dieciséis años, también embarazada, con evidentes signos de dolor, seguida de su noviete adolescente y la suegra. El chaval no sabía muy bien lo que hacer – como el resto de los varones que allí nos congregábamos, pero a él se le notaba más – y su mirada huía de todos aquellos que le acribillábamos con curiosidad. La suegra tenía cara de mala hostia y llevaba la voz cantante, como no podía ser de otra manera.

“Vaya penalti, criatura - pensé para mis adentros. Penalti y expulsión.” Lo que pasa por los calentones y las prisas que dirían los más amables, o por los beneficios sociales y las facilidades de acceso a la vivienda para los más desamparados, que dirían los más cínicos.

No sé porqué me sorprendí ya que el Reino Unido disfruta de la tasa de embarazo adolescente más alta de Europa Occidental (el doble que la de España, por cierto, aunque la mitad de la de EE.UU). Pasé trabajando cinco años en Bracknell (Berkshire), una ciudad notoria por la cantidad de jovencitas que, mientras sujetan el cigarillo con una mano y hablan por el móvil con la otra, empujan sus carritos de bebé con su bombo de siete meses. Vaya angelitos.

Al día siguiente, pululaba por los pasillos del hospital matando el tiempo cuando oigo detrás mío un “Eh, colega!”. Giro y, para mi sorpresa, era el el tímido zagal de la sala de espera. “Has tenido ya el bebé?” me pregunta y sin esperar respuesta se abalanza emocionado sobre mí y dice: “el nuestro acaba de nacer hace media hora”. Me da un medio abrazo sentido en una inusitada muestra de afecto británico y se despide diciendo “Suerte, colega”.

Aprovecha este rato de euforia, colega, porque en cuanto se te pase el subidón la suegra te va a poner firme.

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