lunes, 4 de febrero de 2008

Como en casa

El pub es una institución digna de estudio en el Reino Unido. Excluyendo reconvertidos modernos pub-bistro-bares, el pub tradicional sigue siendo básicamente la prolongación del salón de estar del hogar británico. El denominador común es una moqueta apolillada a doquier, suciedad en sus entrañas, baños antiquísimos, clientela talludita - mayormente masculina reunida en grupos de a uno -, y conversaciones formadas por prolongados silencios intercalados con insulsas observaciones.

El pub que tengo a la vuelta de mi casa es un pub tradicional donde los haya. Los dueños (landlords) son un matrimonio en los sesenta. No hay música (salvo en Navidad), tiene una televisión (con sólo los canales públicos) pero nunca está encencida y sirve cerveza ale, esa cerveza que se tira tibia y que los expertos dicen que es la verdadera cerveza y no esas mariconadas de heineken o foster. En fin, sobre gustos no hay nada escrito.

La afluencia de clientes es mínima, siempre son los mismos y todos parece bien avenidos. Son los vecinos (los locals). Mi vecino el gallego-cordobés y este menda ya somos parte de los locals. No como al principio, cuando entramos al pub y todo el mundo se giraba como en el oeste, cuando aparecían dos forasteros en el saloon y el pianista dejaba de tocar. El landlord parece tenernos aprecio, espero que por algo más que por el hecho de que nuestra simple presencia duplica el número de la clientela en el pub.

A veces nos preguntamos de qué puede vivir pero supongo que el pub ya está pagado y los gastos son mínimos. Tiene un piso en la provincia de Málaga, cerca de la playa, que alquila durante todo el año a ingleses. Es por esto por lo que el dueño siempre nos saluda orgulloso con un “hola” en castellano, lo único que ha aprendido tras veinticinco veranos en la península ibérica.

Hay un hábito nuestro que al landlord le llama mucho la atención por inusual. Cuando terminamos la consumiciones, agarramos los vasos de la mesa y, de camino a la puerta, se los llevamos al mostrador. Vamos, como si estuvieramos en nuestros respectivos hogares y recogieramos la mesa. El landlord suele cruzar una mirada de aprobación con sus contertulios, como diciendo “Ya os lo comenté, estos españoles son buena gente.”

A lo que alguno seguramente debe pensar: “Seguro que eso no lo hacen en su propia casa”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola! Hace poco que descubrí tu blog y me he enganchado. Me parece muy curioso todo lo que cuentas. Normalmente todos los españoles que van para allá se van a vivir a Londres y me parece que lo que cuentas de Reading es más "British"

Javier dijo...

Hola! Gracias por tu comentario. Si, yo diria que Londres es un mundo aparte y luego esta el resto del pais. Aunque tambien es cierto que Reading, como mucha parte del sur infludido por Londres, ha perdido mucho de su caracter autoctono. Un cordial saludo!