martes, 26 de febrero de 2008

Las reglas del juego

Uno se va haciendo mayor, la paciencia va menguando con la edad y el buen talante empieza a brillas por su ausencia. Dicho de otro modo, y dejándome de finuras literarias, hay cosas que a uno le tocan los cojones a estas alturas de la vida.

Exageraba hace unos días sobre el hecho de que cualquier ignorante de la lengua inglesa podría llegar a ministro con el único conocimiento de sorry-please-thank-you. Hoy voy a dar un vuelta de tuerca más a la etiqueta social británica con un ejemplo que estuvo a punto de costarle la vida a mi teléfono móvil.

Hice una pregunta a una amistad inglesa y recibí como contestación el siguiente mensaje dos días más tarde: “Sorry for the late reply. I don’t know. Do a search on the net. How is your wife?” (Disculpas por el retraso de mi respuesta. No lo sé. Búscalo en la internet. Cómo está tu mujer?)

Maravilloso. Esto debería reproducirse en los libros escolares. Es el ABC de la interacción británica. Desengrano el mensaje a continuación.

1. Lo primero es disculparse. Por lo que sea, pero disculparse. Que la respuesta llegó dos días más tarde y ya no sirve para nada? Uno se disculpa y aquí paz y después gloria. Ignorar el mensaje hubiera sido rudo, como somos los extranjeros cuando nos rozan mínimamente, nos piden perdón y nosotros pasamos de largo sin siquiera decir un “no problem” o un “that’s okay”. Bárbaros que somos.

2. Hay responder sucinta y positivamente. En España empezaríamos a contar el caso de un vecino en la misma situación que acabó en tragedia. Si la respuesta es negativa hay que sugerir algo positivo. Aunque la sugerencia sea una estupidez, como es el caso del ejemplo. Mis paisanos también harían esto último pero para aparentar que no somos tontos. Aquí en cambio es para demostrar que se aporta un granito de arena, por pequeño (e inútil) que sea. Igualito que la diplomacia ibérica.

3. Por último hay que preocuparse por el sujeto y sus circunstancias, aunque te importen un pimiento. Esto es sagrado.


Estas son las reglas del juego. El que quiera jugar ya sabe lo que tiene que hacer; y el que no quiera aceptarlas, a Gibraltar.

No hay comentarios: