Las pantallas de plasma en la cantina de la oficina están mostrando las imagenes de los abusos racistas de un grupo de españoles a un deportista inglés de color (de color negro, para más detalles) en Barcelona.
- Qué es lo que ha pasado?, pregunta un comensal con aire distraido. Es lo que los manuales llamarían una pregunta capciosa.
- Ni idea. No estoy muy al tanto de las noticias estos días, respondo. Es lo que los expertos llamarían “comprar tiempo” y asegurarse que uno tiene el chaleco antibalas puesto y comprobar que el seguro del revolver está quitado.
Ha pasado una semana y el tema aún se trata en los periódicos y las televisiones continúan recordándolo. No es la primera vez que pasa lo mismo con un deportista británico en España. El ministro de interior británico ha dicho que presentará una queja formal. Aquí pasó lo mismo a finales de los setenta cuando los primeros jugadores negros de fútbol se asomaron en el campeonato nacional.
Mientras tanto, muchos perdieron una gran oportunidad de coronarse campeones en el Gaza catalán. No solamente los responsables del circuito sino también el doble campeón del mundo Fernando “Barbie Quejica” Alonso. Se podría haber acercado a los hinchas y pedirles calma, o pasarse por el garaje de su antiguos empleadores o de plantarse y decir a su equipo y a los organizadores que él no salía a la pista si aquellos imbéciles no eran desalojados.
Obrando así se hubiera ganado la tercera corona mundial y el respeto de muchos. Pero era pedir demasiado, que a él “nadie le había dado vela en aquel entierro” y de todas formas, la culpa es de su antiguo compañero, que se lo ha buscado. Y además es negro.
Lo dicho, nos hacen falta treinta años más de convivencia para que esto deje de ser permisible. Treinta años, una generación.
viernes, 15 de febrero de 2008
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4 comentarios:
Hola, no veo porque tendría que salir Alonso a la pista y no cualquier otro piloto. Ya que no se trata de ser excompañero de alguien sino del respeto de una persona.
Los que tendrían que tomar cartas en el asunto es la FIA, bien responsabilizando al circuito por permitir esos actos, denunciando los hechos a la policía para intentar identificar a estas personas, etc
Esto ya se hace en los campos de fútbol. Lo de defender a otros pilotos creo que tendría que salir de cada persona no únicamente de los compañeros.
Saludos
Alejandro
Hola Alejandro,
Subscribo punto por punto tu comentario. Alonso no tenia una obligacion moral mayor que cualquier otro individuo (incluido el publico) para rebelarse contra lo que pasaba, aunque quiza estaba en mejor posicion que otros (dejando a un lado los organizadores) para haberlo contrarrestado.
En lo deportivo, solo recuerdo dos grandes muestras de generosidad a nivel general: la de Payne Stweart concediendo su punto de indivuales a Montgomery en la Ryder Cup en USA por el abuso que el escoces estaba sufriendo y la del pseudo-fascista Paolo di Canio no disparando a puerta vacia en un partido de la Premier porque el portero se acababa de lesionar.
Habra una tercera algun dia!
Saludos cordiales,
Javier
Ojalá existieran más personas como ellos. A veces nos olvidamos que únicamente es un deporte y que un buen acto engrandece más que una victoria.
Tan cierto como la vida misma.
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