El transporte es un caos y, cansado de esperar en la estación, me he subido al primer tren que ha arrancado. Escribo desde un horno. Dicen que ante el frío el contacto corporal ayuda. No estoy seguro que los 1.500 que abarrotamos este tren coincidimos con la sugerencia. Además ha salido el sol y nos estamos cociendo. Vaya ironía.
viernes, 20 de julio de 2007
El horno no está para bollos
Aquí, en el primer mundo, ha esta lloviendo copiosamente y se ha paralizado el sur del país. Niños rescatados de la escuela en barcas, coches abandonados en los parkings de las empresas, empleados con el agua hasta los tobillos salvando los ordenadores... Vaya mala leche que tiene la Madre Naturaleza.
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