miércoles, 19 de septiembre de 2007

El cónsul español en Washington

Hace unos días disfrutaba de una tertulia entre paisanos en el coqueto pueblo de Marlow y entre trozo de jamón ibérico y rodaja de salchichón, intercambiabamos experiencias sobre nuestros trato con las embajadas y consulados de España en distintas partes del globo. De todas las historias de terror que se contaron, la experiencia más estremecedora era la que Jose y Susana contaban sobre el cónsul español en Washington y el trato vulgar y despectivo que éste dedicaba a los que supuestamente tenía que servir. Parafraseando a Jesulín de Ubrique, “en dos palabras, era un im-presentable”.

Jose pasó entonces a contar el chiste que a continuación reproduzco y que no tiene desperdicio. Dedicado al cónsul español en Washington.

Erase una vez el gobierno español que decidió conceder empleo como funcionarios a aquellos que demostraran algún tipo de discapacidad. Un tipo se presentó en la oficina de empleo y se estableció el siguiente diálogo:

- Buenas, venía a por lo del empleo para personas con discapacidad.
- Así es, aunque no veo discapacidad aparente en Vd – le dice el funcionario desconfiado.
- Mire, cuando yo estaba haciendo el servicio militar, una granada explotó y arrancó de cuajo mis testículos.
- Ahh, ahora está todo aclarado. El trabajo es suyo. El horario es de 9 de la manaña a 3 de la tarde, de lunes a viernes.
- Muchas gracias. Cuándo empiezo?
- Empieza Vd mañana mismo, caballero. Nos vemos entonces mañana a las 11.
- A las 11? Creí haber entendido que se empieza a las 9 de la mañana.
- Así es, pero de 9 a 11 nos tocamos las pelotas.

No hay comentarios: