viernes, 7 de septiembre de 2007

Famosillos

El fulano se llama Pete Doherty y es un impresentable. De profesión, músico (o cantante). Su presencia adorna continuamente los medios de comunicación británicos por las razones equivocadas. Resacoso perenne, consumidor habitual de drogas y novio (o ex, según la semana) de una de las modelos más conocidas del mundo (Kate Moss). La bella y la bestia (o los dos bestias porque a la susodicha también hay que darle de comer aparte).

Hace unas semanas entrevistaron a este elemento en la tele y perdí mi primer sueño esperando a que apareciera en antena, tanta era la curiosidad que tenía por saber cómo hablaba por esa boquita. Hasta George W. Bush resulta más articulado que él, y eso es decir mucho.

Me juego el pellejo a que en cada país de este mundo universal hay al menos un individuo o individua que en cuanto aparece en los medios, el pulso del lector se acelera y se despiertan sus instintos más agresivos. En España, me pasa con un tal Pocholo, de profesion, jeta. En cuanto le escuchas entiendes porqué algunos abogan por la pena de muerte.

Unos tienen la fama y otros cardan la lana, dice el refranero español. Aunque no todo está perdido. Siempre hay esperanza, y el que la sigue, la consigue, como se demostró hace poco en el concurso televisivo Britain’s got talent (Gran Bretaña tiene talento), donde artistas aficionados actúan en frente de unos jueces vanidosos que suelen degollarlos con críticas punzantes.

Un vendedor de móviles galés, tímido y medio desdentado, apareció en escena para cantar y lo hizo así de bien (va por ti, Pavarotti)



Acabó ganando el concurso y el premio en metálico con el que podrá pagar las deudas que acumuló por haber estado de baja laboral por enfermedad. Luego seguirá vendiendo móviles y la vida continúa…

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