miércoles, 5 de septiembre de 2007

En busca de la tierra prometida

Un hombre rumano se ha prendido fuego delante de su mujer y dos hijos en Castellón. Quería denunciar la situación de desamparo que sufría su familia en España. Llegaron hace tres meses bajo la falsa promesa de un trabajo y a partir de ahí todo les salió mal. Querían volver a casa pero no tenían dinero. Llamaban a la Policía Local, estos a los servicios sociales, quienes a su vez contactaban con la Cruz Roja y vuelta a empezar.

La noticia me ha tocado la fibra sensible. No es fácil imaginar el grado de suma desesperación al que tiene que haber llegado el cabeza de familia para tomar tal decisión. Una familia desengañada de la tierra prometida de la Unión Europea, que solo quiere volver a casa por la puerta de delante, y no encuentra un solo apoyo en una institución u organización.

Situaciones semejantes se han dado en el Reino Unido desde hace tiempo y algún ayuntamiento optó por tomar la vía más práctica. Sufragaban buena parte del billete de vuelta a casa de polacos y otros ciudadanos de Europa del Este que no pudieron encontrar trabajo aquí y cuya situación empezaba a resultar insostenible.

“España debería entrar en el G-8 por peso político y económico”, dice el ministro de exteriores español. Que se lo diga a la familia de rumanos. Por mal camino vamos.

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