martes, 21 de noviembre de 2006

Paris oh-la-la

Empieza la semana despues de un viaje relámpago a un Paris cada vez más magrebí, con un sol y un cielo de otoño de cine. Grande es Paris y, como Francia, aparentemente pro-europea salvo cuando le tocan los subsidios agrícolas o cuando la fruta viene de afuera o cuando la propiedad nacional de sus empresas esta bajo amenaza foranea. Entonces viene la respuesta es a la zidanesa.

Lo positivo de tanta protección patriotica es que los barrios parecen barrios, con sus tiendas de ultramarinos, panaderias y el bar de la esquina con la maquinita de petacos. Relegados quedan las cadenas de Starbucks, McDonald’s, etc. que devoran la personalidad de las ciudades.
Así que fue un gusto ir a Paris, ignorar Paris e ir al encuentro de parte de mi familia politica, seis Merelle más dos arrimados y el ‘bebito’ Lucas, que se cuentan pronto pero ahi es nada. A ver cuántos cabezas de familia pueden enorgullecerse de verse acompañados en viajes largos por cuatro vástagos en la veintena de edad. Algo bueno habran hecho. De tales palos, tales astillas.

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