domingo, 20 de mayo de 2007

Se acabaron las vacaciones

Dicen que lo mejor de las vacaciones es contarlas pero no voy a aburrir al personal con vanas historias aunque estoy muy tentado. Las dos semanas de ausencia de mi patria adoptiva para disfrutar de la compañía de mi familia política incluyeron dos intentos interrumpidos de suicidio – cobarde que es uno – y un plan abandonado de homicidio de grupo cuando de visita al lago de Banyoles que hubiera engrandecido la leyenda negra de éste. Por lo demás, todo fue muy bien.

Para satisfacer la vanidad propia únicamente contaré varias anécdotas:

“Para ir al
Santiago Bernabeu, por favor?”. Pregunta de mi suegra a un supervisor ferroviario a las afueras de Barcelona cuando comprábamos los billetes para ir a ver el partido de fútbol Barcelona-Betis. Pensé entonces que allí encontrábamos una muerte temprana.

“La madre que lo parió. El único japonés alto del mundo y me toca delante mío en un teatro checo”. Comentario en voz alta de un paisano español sentado unas butacas más atrás cuando una manada de japoneses invadió las primeras filas de un teatro en Praga.

“Your suitcase is not here, it is up (su maleta no está aquí, está arriba)”. Respuesta de la asistente de la oficina de reclamaciones de equipajes extraviados del aeropuerto de Praga señalando hacia el cielo cuando le pregunté dónde leches estaba mi maleta.

“Depende”. Respuesta a coro de un gallego, un madrileño y un vasco - sin conocernos los tres - cuando un inglés nos pregunta si
Cadaqués no era España después de encogernos de hombros por no saber traducirle lo que dice la inscripción de uno de los monumentos más turísticos de la localidad.

“La virgen!”. Susurro de quien esto escribe cuando le dicen que la ópera que estaba a punto de presenciar en directo en Praga dura dos horas y cuarenta minutos.

No hay comentarios: