martes, 5 de diciembre de 2006

Braveheart

Diego y un servidor terminamos de hacer el bobo en el gimnasio y fuimos directamente al pub para recuperar las toxinas que habiamos perdido. Hemos boicoteado al Hop Leaf y a la cetáceo que lo regenta, hartos ya de su malas babas, así que aparecimos en el Red Lion después de casi un año de ausencia.

El Red Lion es un pub cutre, descuidado, con poca clientela pero que cuenta con un pequeño anexo con otra televisión donde la armada española soliamos juntarmos para ver los partidos de futbol con presencia de equipos españoles y así evitar el enfrentamiento con los salvajes aborígenes.

El landlord es un escoces chato, más feo que pegar a un padre y con un acento ininteligible. A pesar de nuestra larga deslealtad parece contento de vernos y nos pregunta que dónde “fucking” hemos estado después de tanto tiempo, y que no le digamos que trabajando duro porque él conoce España muy bien y allí todo es “mañana, mañana”. El tipo nos tiene aprecio. Suele veranear en Estepona (Malaga) y allí, dice, siempre le han tratado bien.

Parece ser que está aburrido y no para de darnos conversacion. Le escuchamos sin entenderlo bien, con ese automático meneo de cabeza que uno ha depurado después de tanto tiempo y esas expresiones ‘sure’, ‘wow’, ‘no way!’, ‘really?’ que mantienen la conversación viva aunque no tengas ni pajotera idea de lo que está diciendo, como era el caso.

El pub estaba casi vacío: un polaco, una estonia, un turco y un inglés de padres egipcios, lo que le da pie a meterse con los ingleses y quejarse de que son muy violentos allá donde quiera que vayan, al contrario que los escoceses, “que somos otra cosa”. Menos mal que lo de
Braveheart era una película, pensaba yo.

Nos contaba que había estado en el estadio de Wembley en el 77, presenciando el directo el partido de fútbol entre Escocia contra Inglaterra. Tan exaltados acabaron con la sorprendente victoria escocesa que saltaron al campo y se llevaron no solo las porterías si no las redes también y hasta parte del cesped! Eso sí, pelearse – relataba muy serio - no se pelearon con nadie.

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