jueves, 4 de enero de 2007

Te lo has buscado

En esta ciudad, bastantes bicicleteros circulan por las aceras y eso jode bastante al ciudadano de a pie. Esta mañana, un hoodie (un tipo de gamberro) en una bici chica zigzagueaba deprisa en la acera esquivando gente y pasandoselo pipa. A mí me golpeó en el hombro y al pobre hombre de al lado le tiró el maletín que esparció todo su contenido. Los dos, cada uno en su idioma, le deseamos que se partiera la crisma en la siguiente curva pero el tipo, ajeno a todo, enfiló la entrada de un parking de varios pisos que muchos usamos como atajo para ir al centro.

Fue entonces cuando uno pudo comprobar que Dios existe y además es justo. Décimas despues salió despedido por el aire al ser embestido por un 4x4 que había confundido la salida con la entrada. Por un segundo el animalito parecía ET en bicicleta por los cielos buscando su casa con la misma fruición que aquel Marco de dibujos animados que buscaba su madre y que nos partió el corazón a toda una generación de niños españoles.El pobre dió con sus morros en el suelo y, para más coña, la bicicleta hecha un ocho le cayó encima. Algunos viadentes acudieron prestos a su socorro – yo un poco más despacio no fuera a ser que encima tuviera que hacerle el boca a boca. Desgraciadamente el golpe no era mortal y se dolía mucho de una pierna, además de tener contusiones por medio cuerpo.

Alguien llamó a una ambulancia y en eso apareció el hombre del maletín. Se acercó, comprobó desilusionado que no había que llamar a cura alguno, le dió un par de tortitas cariñosas en la cara y le dijo: ‘Pena de bici, chaval’. Y se marchó sonriendo. Estuve a punto de pedirle un autógrafo.

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