jueves, 20 de diciembre de 2007

Caídos del cielo

La zona de “Llegadas” de los aeropuertos es uno de sitios más felices del mundo. Da gusto ver las caras de aquellos que están allí esperando. Hay una mezcla de anticipación, de excitación contenida, de impaciencia. Niños esperando a sus abuelos, madres aguradando a sus hijos, amigos a doquier. Incluso hasta esos pobres chóferes con letreros tipo “Mr. Smith – IBM” no pueden ocultar las ganas de recibir a su viajero misterioso.

Estaba ensimismado en estos y otros pensamientos cuando apareció mi suegra empujando el carro por la puerta automática. Me miraba de reojo, mascullando algo del estilo “a ver qué leches vas a escribir en ese blog tuyo esta vez que apenas traigo equipaje.”

Cada uno suele tener una suegra favorita y esta es la mía.

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