martes, 30 de enero de 2007

El circo blanco

Me duele todo el cuerpo. Lo que se dice esquiar, más bien esquié poco, pero si cuento la cantidad de veces que bajé rebotando como un monigote descalabrado, amorticé el viaje. "Técnica tienes poca, pero le echas un valor…" decía uno que me vió bajar como una exhalación. "No es cuestión de valor - le respondía yo aún dolorido - es que no sé frenar."

Para los no iniciados, hay que aclarar que esto del esquí es una práctica muy punitiva. Primero, te calzas unas botas ortopédicas que te hacen andar como el malo de los westerns. Luego cargas con los esquíes y los bastones como Jesucristo con la cruz camino del telesilla, a donde subes vigilando desconfiado el cablecito del que se sustenta. Una vez en la cima no hay más huevos que bajar y te pasas más tiempo buscando tus esquíes después de la enésima talegada y rogando que nadie te pase por encima durante los diez minutos que tardas en volver a ponértelos. Jo, qué divertido.

Harto ya de tanta despropósito, alquilé los servicios de un instructor - Julio, un leonés entrado en años, compañero de mus del difunto y entrañable Paquito Fernández Ochoa. "Frena vitoriano!" me gritaba el jodío y yo descontrolado a tumba abierta, en línea recta, espantando a todo lo que se movía delante mío y encomendándome a la Virgen de los Semáforos. En una de esas - una de tantas - cuando iba rezando para que el desfiladero de Despeñaperros no se encontrara al final de curva, avisté la hilera de postes que delimitan la pista e, ingenuo, pensé en agarrarme a uno de ellos y quedarme allá asido, sorteando a la muerte. Fue agarrarme a uno, arrancarlo de cuajo y seguir pendiente abajo con ello en los brazos, ante la mirada atónita de los que por allí pululaban, hasta que me pegué la santa hostia. Vino gente a comprobar los desperfectos y alguno hasta sacó la una cámara de fotos porque la situación le hace gracia. Si lo sé, no vengo.

jueves, 25 de enero de 2007

Copitos de nieve

Este país es un cachondeo cuando pasa algo relativamente anormal. Les pilla a todos fuera de juego. Ayer nos levantamos para descubrir que había nevado durante la noche (en el sur de Inglaterra raramente nieva). Vino el caos. Coches en las cunetas, retrasos en los trenes, colegios que cierran. Hasta el metro de Londres - tambien llamado “underground” (subterráneo) - experimentó problemas por la nieve. “Somos un país patético” – decía un colega de trabajo ayer. Tú lo has dicho, no yo.

Lo de los trenes no tiene nombre. Se retrasan en todas las estaciones del año. En otoño porque las hojas han caido sobre las vías y la distancia de frenado tiene que ser mayor; en invierno porque hace frío y las “condiciones son difíciles”, en verano las vías se dilatan, y en privamera… no recuerdo muy bien la excusa pero o bien la sangre del conductor se altera o bien no tenemos primavera.

Esta tarde volamos hacia Sierra Nevada para pasar un largo fin de semana esquiando. Bueno, eso es un decir porque mi única experiencia en esto del esquí es un breve escarceo el año pasado en la misma estación y los vagos recuerdos de cuando era chaval y me deslizaba sobre un saco de plástico en los minúsculos montículos de las eras de Rebollar de Ebro. Y recuerdo entonces que iba acojonado. En fin, contento si vuelvo de un pieza.

miércoles, 24 de enero de 2007

Manias

Ayer me invitó un colega a atender una reunión de trabajo en Londres, y allá que fui, como al perro que le sacan a pasear, para llevarle el maletín y rellenar los vasos de agua. Todo sea por cambiar un poco de aires. La reunión era multinacional: un sueco, una australiana, dos franceses, media docena de ingleses y el menda. Uno de los franceses, con bigote - lo que le confería aún más autoridad-, era quien llevaba la voz cantante y tambien contaba chistes “a la francesa”, que no hacían gracia a nadie salvo a mí porque yo los cuento igual de mal en inglés. Sólo intervine una vez en seis horas, para decir que “no” (que no quería más café) pero intentaba dar la impresión de enterarme de todo con rictus serio y medias sonrisas de aprobación cuando, en realidad, mi mente estaba en otras cosas como, por ejemplo, calcular si el programa de la lavadora habrá terminado cuando llegue a casa.

Hablando de nacionalidades, reconozo caer en el error de la generalización. Un día conoces a un turco y, si te cae bien, a partir de entonces todos los turcos son estupendos; que tienes un problemilla con un marroquí, todos los marroquíes son unos cabrones. En mi lista los italianos son unos chulos, de los chinos desconfío, los coreanos le dan a la botella, los alemanes son cabezas-cuadradas, los griegos están locos, los brasileños tienen mucho talento, los colombianos son buena gente, etc. etc. De los argentinos y franceses mejor no hablo, que tengo conflicto de intereses.

Vuelvo al tema de la reunión. Lo mejor de las seis horas de aburrimiento fue disfrutar del buffet abundante y diverso. Obvervé, como en múltiples ocasiones anteriores, que el inglés ante un buffet (gratis) es como un elefante en una cristalería: arrasa con todo (por mucha corbata que lleve al cuello). Ayer no fue una excepción. No digo que el resto de los mortales no haga lo mismo pero resulta curioso contrastar tal voracidad desmedida con su típica dieta de mediodía: una sopita o un mísero sandwich o un par de zanahorias y cuatro guisantes.

Lo prueban todo (y varias veces) menos el pescado cocinado con cabeza. Aún recuerdo vivamente una de las numerosas cenas de Navidad cuando una inglesa pidió merluza al horno y la pieza llegó completita. La cara de repugnacia de la sujeta era de impresión. Tapó la cabeza con una servilleta, le dio un par de bocados y pasó al postre directamente. Con la pinta que tenía!

lunes, 22 de enero de 2007

El espiritu de Reading

Este fin de semana rememoramos viejos tiempos. Algunos de nuestros amigos expátridas que vivieron en Reading pero que nos dejaron por un clima más benigno nos hicieron la tradicional visita anual. Raúl (Valencia), Miguel Angel (Barcelona), David (Las Palmas) y Javi (Las Palmas) aterrizaron cada uno en un aeropuerto diferente (nótese que los alrededores de Londres tiene cinco aeropuertos, todos propiedad de empresas españolas) y los recibimos como dios manda porque, en el exilio, los amigos son la familia y los lazos se estrechan con más fuerza.

Entre tantos recuerdos y apologías de la amistad, conseguimos alterar la rutina del fin de semana con dos eventos. El viernes atendimos una “
comedy night” en Bracknell, una ciudad cercana a Reading, tambien llamada el “Beirut del sur de Inglaterra”, con lo que podrán imaginarse el atractivo arquitectónico del lugar.

La comedia en sí era una sucesión de humoristas semi-profesionales que pasaban revista a la actualidad nacional con corrosivo humor. Sus intervenciones son mitad preparación y mitad improvisación. Como sólo pudimos conseguir asientos en la primera fila fuimos carne de cañón para todos los comediantes, que no tardaban ni cinco minutos en arremeter contra nosotros. Afortunadamente no sufrimos mucho abuso verbal, más bien porque era obvio para ellos que no nos enterábamos de la misa la media.

El sábado fuimos al “greyhound racing”, esto es, a las carreras de galgos. La realeza va a los caballos y nosotros a los perros. El lugar albergaba lo mejor de cada casa del estrato bajo inglés bajo el olor de fritanga grasienta y cerveza barata y el barullo de las apuestas. Estuve a punto de ganar algo en la última carrera pero el perro de mi galgo dejó de perseguir a la liebre mecánica en el último tramo. Un día en la Royal Opera House, otro apostando a los perros en un recinto cutre. Paradojas de la vida.

Entre una cosa y otra, pasamos revista al Oracle, el kebab, las rebajas del Primark, la comida en el Back of Beyond, etc, condensando los años vividos en un par de días de invierno. Parafraseando a Toni el leridano, “el espíritu de Reading está vivo”.

viernes, 19 de enero de 2007

Sembrando

Mi búsqueda de trabajo está cobrando fuerza y ayer jueves tomé del día libre para visitar cuatro agencias de personal especializadas en mi área. Me puse una camisa nueva, los zapatos limpios – la mona, aunque se vista de seda, mona es y mona se queda – y ala, a recorrer los meandros del Támesis bajo un tiempo miserable y a sufrir enlatado como sardinas en escabeche el transporte público londinense.

Resulta un poco deprimente eso de contar la vida de uno a cuatro desconocidos a quienes les importas un bledo y que están en el negocio por la comisión puramente, como los vendedores de coches y los intermediarios mobiliarios. Pero esto es lo que hay, así funciona el tema. Además tienes que soportar las típicas preguntitas de marras. “Dime tres cualidades que te definen”, suele ser una de las más comunes. Vete a freir espárragos, te dan ganas de responder. Suma puntos haber sido Papa Noel por Navidad?

Tampoco es que le cuentes tu vida tal y como es. Con la práctica, uno ha aprendido a no complicar las cosas y, al final del día, uno jura haber nacido cerca de Barcelona, sentir pasión por el cricket y la comida local y desear pasar la jubilación en la campiña inglesa. Y todos tan contentos.

En fin, las semillas ya están sembradas. Ahora queda regar y recoger el fruto.

miércoles, 17 de enero de 2007

Reflejos

El nuevo jefe supremo de esta empresa ha decidido mantener a nuestro departamento con vida a través de un tubito y llevo varios días ocupado en la oficina haciendo nada. Cosas de las grandes empresas. Al principio fue algo estresante y el tiempo pasaba lentamente, pero ya le estoy tomando la medida a ocupar el ocio obligatorio y hasta me faltan horas para hacer cosas (entre ellas, buscar trabajo). Lo curioso es que no soy el único que apenas contribuye al índice de productividad de este lugar y es interesante ver cuáles son las estrategias que utilizan los demás para hacer que hacen algo.

En España siempre se ha hablado del largo desayuno y / o el apertivo en el bar de la esquina. Aquí la práctica que más me llama la atención es cogerse la hora del almuerzo para hacer cosas personales - compras, ir al banco, etc.- y luego volver al escritorio para seguir ‘trabajando’ mientras se come el almuerzo. Poco se puede hacer con la boca llena y las manos ocupadas. Algunos tambien desayunan el yoghourt y los cereales delante del ordenador por media hora e incluso llegué a conocer a un tipo de Manresa de laxa moralidad que se aguantaba las ganas de ir al baño hasta que llegaba a la oficina, y así trabajaba menos tiempo real (o podía cobrar horas extras). En fin, que luego cada palo aguante su vela.

Pese a todo, estoy temporalmente ocupando otro escritorio. Ya he perdido la cuenta de cuántos van. Así que he dejado la inspiradora presencia de moby maerks y cía y ahora tengo delante a Dave, joven inglés contable. El hombre dice que está muy ocupado, hasta arriba de trabajo. Lo que no sabe es que la pantalla de su ordenador se refleja en el ventanal detrás suyo y todos podemos apreciar que no para de utilizar su cuenta de hotmail. Pichón.

lunes, 15 de enero de 2007

Una noche en el ballet

Mi proceso de culturización parece interminable y este sábado pasado dimos con nuestros huesos en, agárrate a la silla, la Royal Opera House de Londres para ver el Nutcracker (el Cascanueces), un ballet de dos actos con coreografía de Lev Ivanon y música compuesta por Tchaikovsky (Chaicosqui, en castellano). La repera, vamos.

La choza en sí no es un lugar muy saludable porque la entrada te cuesta un riñon y parte del otro – si lo traduzco a pintas de cerveza me voy a quedar abstemio para el resto del año – pero allá que fuimos, muy empirifollados porque a esos sitios hay que lucir alajas y trapos, no fueran a confundirme con el cateto artístico que mis poses desinteresadas pretendían encubrir.

A mediados del segundo acto mi curiosidad por el evento había sido satisfecha pero mi capacidad de concentración estaba seriamente deteriodada. No obstante había traido conmigo una distracción autorizada por los propietarios del local: unos prismáticos. En realidad, debía haberme traido un catalejo tal era la distancia que nos separaba con el escenario. Los míos parecían de caza mayor. Y allí me podeis imaginar, como un niño con un juguete nuevo, por momentos parecía un tarado, un
Mr Bean de la vida, con los prismáticos pa’arriba y pa’abajo, pa’la izquierda, pa’la derecha, mirando los escotes de las damiselas y las manos de los caballeros (que luego van al pan!). El repeinado sentado a mi izquierda estaba un poco nervioso con tanto cabeceo mío y algo preocupado no fuera a desgraciarle con los binoculares. Me pilló enfocándole a la bragueta pero es entonces cuando se dió cuenta de que la tenía abierta.

Mientras pasaba todo eso los bailarines correteaban y saltaban con una pierna mirando a Lugo y la otra a Albacete. El argumento de la obra es muy sencillo: unos niños atienden una fiesta de Navidad; una niña recibe un muñeco como regalo que es roto por su hermano; ella, desconsolada, sueña que todo se agiganta a su alrededor; aparecen soldaditos de juguete que pelean con ratones gigantes; el muñeco se convierte en príncipe y todos viajan al reino de los confites; la niña se despierta de su sueño y todos son felices y comen perdices. Para los no iniciados, el ballet es mudo, la música es la que habla... Menos mal que tuve la prudencia de leer de qué iba la película el día anterior en la Internet.

Y al final, el asesino es el mayordomo ;-)

viernes, 12 de enero de 2007

En el epicentro del mundo

Mikel el-de-la-agencia-de-viajes, sagaz y pragmático donde los haya, me ha hecho recordar desde España que la ciudad donde vivo, Reading, (gris y fea, aún con categoría de town, que no de city), aparece en el mapamundi cada vez con más fuerza.

No es porque su equipo de fútbol consiguiera el ascenso a la Premiership recientemente si no porque, fundamentalmente, la futura reina de Inglaterra vió por primera vez la luz aquí hace veinticinco años. Me refiero, claro está, a la luz post-natal, porque, como su difunta suegra, muchas luces no parece tener ya que todavía no ha hecho la “o” con un canuto. Y a este paso ni falta que le va a hacer.
Kate Middleton se llama la novia del príncipe Guillermo, una pebleya guapita y modosa. La letizia inglesa, vamos, pero sin haber pasado por, entre otras cosas, el telediario.

Para los amigos del juego Trivial Pursuit, Reading también ha visto nacer a la actriz Kate Winslet (Piratas del Caribe, entre otros), al presentador de televisión Chris Tarrant, al comediante Ricky Gervais (The Office) y a Richard Burns, joven campeón del mundo rallies, recientemente fallecido.

París, Nueva York, Reading, Sydney… no sé porqué me quejo.

jueves, 11 de enero de 2007

Casa, divorcio y muerte

El Banco de Inglaterra ha subido los tipos de interés una vez más. Ahora están al 5.25%. Para los curiosos, en Japón están al 0.25%, en la Eurozona al 3.5% y en EE.UU también al 5.25%. Dicen los expertos locales que hay que controlar la inflación (2.7%). Para que nos entendamos, la subida en nuestra cuota mensual de la hipoteca equivaldrá a dos pintas de cerveza a la semana menos. Como esta es la tercera subida en los ultimos seis meses, a este paso va a ser imposible cogerse una borrachera.

Las encuestas dicen que vender tu casa, divorciarse - en el Reino Unido se rompen 160,000 matrimonios al año - y la muerte de un ser querido son las tres experiencias más estresantes para los británicos. No estará todo relacionado con la subida de las hipotecas?

miércoles, 10 de enero de 2007

El justiciero de la cinta transportadora

Creo que esto de ser cada vez mayor le acorta a uno la paciencia y se vuelve un poco más intransigente con algunos comportamientos sociales. Después de esquivar al enésimo viandante esta mañana, repasaba mentalmente aquellas situaciones que como peatón me resultan más insidiosas. Y fastidian especialmente aquellos que:

  • bajan o suben por el medio de una escalera sin dejar pasar a izquierda o derecha;
    caminan erráticos en círculo mientras hablan por el móvil;
  • se paran de repente en medio de una puerta bloqueando tu paso;
  • circulan en bicicleta por la acera;
  • caminan hacia atrás sin mirar;
  • te dicen “sorry” (perdón) cuando te han jodido a propósito;
  • no guardan la cola sino que se ponen paralelo, como el primero de una fila imaginaria (su fila) para ver si se cuelan.

Pero uno de las cosas que más jode, y con los años se ha vuelto peor, es la gente que se apiña en torno a la cinta transportadora de equipajes de un aeropuerto y no te deja ni ver ni recoger tu maleta. Qué poco cuesta mantenerse alejado un par de pasos de la cinta y cuando pasa tu maleta, te acercas, la retiras y te vas. Pues no. Cincuenta almas se pegan magnéticamente a la cinta como si de un río cargado de oro se tratara.

Tanto es así que que ya he depurado una técnica guerrillera para ajusticiar a los más abusones. El procedimiento es el siguiente. Te ubicas en la distancia para avistar la salida de tu maleta y elegir el individuo o grupo objetivo. Cuando tu maleta aparece, te haces camino entre la muchedumbre, te colocas junto al blanco, agarras con fuerza tu maleta de 25 kilos – chorizos y salchichones incluidos - y la blandes como si de lanzamiento de martillo olímpico se tratara. Con el movimiento giratorio te llevas por delante las rodillas de aquellos que se encuentran en un radio de metro y medio (la longitud de tu brazo más la altura de la maleta). Es entonces cuando dices “sorry” que en español se traduciría como “ajo y agua” (a joderse y a aguantarse) y te marchas convencido de que los damnificados no se acercarán tanto a la cinta la próxima vez.

lunes, 8 de enero de 2007

Atención al cliente

Dicen que los ingleses no son propensos a quejarse cuando se les dispensa un mal servicio o productos defectuosos. Yo creo más bien que es lo contrario y prueba de ello es que, en general, los servicios de reclamaciones, post-venta, etc. funcionan bastante bien en este país. Como muestra, varios botones.

Acabo de presentar una queja ante el servicio de atención al cliente de una empresa de productos electrónicos y todo han sido facilidades. Hace unas semanas, encontramos una minúscula piedra – nada grave - en una porción de comida envasada y nos devolvieron tres veces el importe que pagamos. En otra ocasión, los restos de una pegatina de una estantería en una tienda de bricolaje se adhirieron a mi chaqueta y sin mayor dilación se ofrecieron a pagar por ella si la tintorería no hubiera logrado quitar la mancha a su coste. En cualquiera de los casos no hubo la más mínima duda sobre oscuras segundas intenciones. (Los cínicos dirán que ese coste ya está incorporado en el precio).

Recuerdo mi primera visita a los EE.UU. hace más de ocho años, cuando comprobaba cómo se podía comprar el periódico y dejar unas monedas sin supervisión alguna o como uno, en el supermercado, podía beber o comer de su compra sin haber pasado aún por caja y sin tener que aguantar la mirada inquisitoria de cualquier asistente; se da por hecho que luego pagarás lo que has comido o bebido. Las compras, por cierto, se pueden pagar con cheque porque a nadie se le pasa por la cabeza que lo hagas y no tengas fondos. Y si es así, la policía va inmediatamente a tu casa para detenerte. El sistema está basado en la confianza.

Supongo que estas y aquellas confianzas irán calando poco a poco en esta España nuestra y del
lazarillo de Tormes.

viernes, 5 de enero de 2007

Duros a cuatro pesetas

“Qué suerte tienes que ahora han puesto un vuelo casi a las puertas de tu casa en Vitoria” me han dicho ya muchos. “Vuelos casi gratis” dicen.

La publicidad de Ryanair (aerolínea de bajo coste) dice que vende billetes por 1 euro (o 1 libra, para el caso), o incluso hasta gratis. Eso es publicidad engañosa. Para aquellos que no estén muy familiarizados con Ryanair, lo que no te cuentan es lo siguiente:

  • tienes que pagar las tasas de aeropuerto (mínimo 15 libras/euros);
  • hay que pagar 7 libras/euros si facturas equipaje (max. 15 kilos); con el resto de aerolíneas es gratis (con un máximo de 20 ó 23 kilos);
  • pagas 8 euros por cada kilo que te pases por encima de 15 kilos (el resto de aerolíneas suele hacer la vista gorda);
  • no esperes tratamiento especial si viajas con niños o ancianos; si quieres entrar primero, pagas 5 libras /euros (las otras te harán entrar primero gratis)
  • no hay asientos asignado, por lo que a veces parejas y/o familias están disperas por todo el avión;
  • dicen que te llevan a determinadas ciudades pero hay que ver con cuidado a dónde exactamente. Por ejemplo, dicen llevarte a Londres pero lo hacen a 60kms de la capital con los correspondientes gastos de transporte hasta allí;
  • si tienes un problema (maleta rota, retraso y pérdida de conexión), el problema es tu problema, no su problema (el resto de aerolíneas, mal que bien, te lo solucionaran);
  • si llegas un pelín tarde, no te dejarán entrar; (el resto suele ser un poco más flexible);
  • y, por supuesto, no siempre las fechas disponibles de los billetes a 1 euro te convienen a ti (olvídate de Navidades, Semana Santa y otras fechas señaladas!)

En definitiva, es cierto que Ryanair es más barata que el resto de aerolíneas pero no tanto y siempre y cuando todo vaya bien. No es oro todo lo que reluce!

jueves, 4 de enero de 2007

Te lo has buscado

En esta ciudad, bastantes bicicleteros circulan por las aceras y eso jode bastante al ciudadano de a pie. Esta mañana, un hoodie (un tipo de gamberro) en una bici chica zigzagueaba deprisa en la acera esquivando gente y pasandoselo pipa. A mí me golpeó en el hombro y al pobre hombre de al lado le tiró el maletín que esparció todo su contenido. Los dos, cada uno en su idioma, le deseamos que se partiera la crisma en la siguiente curva pero el tipo, ajeno a todo, enfiló la entrada de un parking de varios pisos que muchos usamos como atajo para ir al centro.

Fue entonces cuando uno pudo comprobar que Dios existe y además es justo. Décimas despues salió despedido por el aire al ser embestido por un 4x4 que había confundido la salida con la entrada. Por un segundo el animalito parecía ET en bicicleta por los cielos buscando su casa con la misma fruición que aquel Marco de dibujos animados que buscaba su madre y que nos partió el corazón a toda una generación de niños españoles.El pobre dió con sus morros en el suelo y, para más coña, la bicicleta hecha un ocho le cayó encima. Algunos viadentes acudieron prestos a su socorro – yo un poco más despacio no fuera a ser que encima tuviera que hacerle el boca a boca. Desgraciadamente el golpe no era mortal y se dolía mucho de una pierna, además de tener contusiones por medio cuerpo.

Alguien llamó a una ambulancia y en eso apareció el hombre del maletín. Se acercó, comprobó desilusionado que no había que llamar a cura alguno, le dió un par de tortitas cariñosas en la cara y le dijo: ‘Pena de bici, chaval’. Y se marchó sonriendo. Estuve a punto de pedirle un autógrafo.

miércoles, 3 de enero de 2007

Menu ingles

Bajo rodando, que no andando, a la oficina. Me faltan agujeros en el cinturón. Las Navidad en España es una orgía gastronómica; no llegarán las pesetas a fin de mes pero en esas fechas es dificil morir de hambre. Para colmo, los que estamos fuera, arrasamos los bares de pinchos, tapas, cazuelitas, etc. por pura gula, como si fueramos a hibernar y tuvieramos que afrontar el duro invierno en el extranjero con lo puesto.

Después de los saludos y buenos deseos de rigor en la oficina, se me pregunta si disfrutamos de algún menú especial allá, en la pérfida España. Tomo asiento, me aclaro la voz y empiezo a recitar el menú navideño tipico: jamón, lomo, embutidos varios, marisco, crustáceos, cordero, la madre del cordero, merluza, cocochas, otros pescados varios, chipirones, calamares, turrones, mazapones, polvorones….

Paro para coger una bocanada de aire y me encuentro a todos boquiabiertos.
- Y vosotros, qué coméis en fechas tan señaladas? – pregunto curioso.
- Pollo o pavo - dice uno medio avergonzado, mientras los demás apartan la vista y babean con más acopio que el
perro de Paulov.