jueves, 5 de octubre de 2006

Chapoteo fluvial

Oficialmente estamos viajando de luna de miel. Esto es barbaro porque vamos de suite en suite, y todas las noches aparecen en la habitacion tartas de chocolate, flores y otras mariconadas. El problema ahora es que mi parte contraria esta llevando esto un poco lejos. Por ejemplo, mientras hace uso de la caja fuerte de la habitacion, me dice: "El codigo de la caja es la fecha en la que nos conocimos". El agudo lector habra ya adivinado que aun no he puesto mi mano en la dichosa caja fuerte...

Hoy hemos estado de safari (estos son unos exagerados), en compañia de una cincuentenaria galesa con nueve nietos y dos cojones y su joven noviete australiano y fortachon. Primera parada en el campamento de elefantes y ahi es cuando me he dado cuenta del engaño en el que he vivido durante los ultimos seis dias en este pais: los
elefantes tailandeses, y por extension los asiaticos, no tienen colmillos. Y ahora que hago yo con todos los souvenirs de elefantitos que he comprado, todos demostrando afilados blancos marfiles? Me veo pasando toda la noche limandolos como un condenado. Empece a gritar "I want my money back!", como cuando lo hizo Margaret Thatcher al negociar el cupo britanico en la Union Europea de los ochenta. Pero aqui nadie entiende de politica. En fin, una vez pasado el mosqueo, el paquidermo, la elefanta y un servidor nos adentramos por la jungla y cruzamos rios, bananales y forestas con un vaiven igualito al de conducir un Seat 124 con la suspension jodida por las antiguas carreteras del pueblo de mi madre.

Un par de horas mas tarde haciamos "bamboo rafting". El aborigen dirigia en la punta delantera de seis juncos mal atados, tres de nosotros con el culo apretado sentados en el medio y el australiano trabajando en la punta trasera. Cuando he reclamado mi cuota de protagonismo para dirigir las operaciones, han aparecido las corrientes rapidas. "Que no cunda el panico - me decia a mi mismo - aqui se demuestra la diferencia entre el vulgo y los privilegiados". Segundos mas tarde estabamos todos en el agua, guia incluido. Despues, el aussie no pararia de recordarme que lo unico que salia de mi boca aferrado a un junco corriente abajo era: "Lore, you look after the mortgage!".

Entre una actividad y otra, caminamos por rutas diseñadas para turistas americanos, visitamos humildes aldeas y tomamos un almuerzo basico pero honesto. Y lo que es mas sorprendente: no vimos un puñetero templo.

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