lunes, 14 de enero de 2008

Ilegítimos

Como parte del seguimiento del embarazo del siglo hoy ha aparecido una matrona por casa. Nótese el artículo indefinido (una). Debe ser así porque esto es una cadena de producción y una vez le toca a un operario apretarte una tuerca y otra vez le toca a otro mirarte el aceite. Así que tuteos los mínimos.

En fin, decía que ha venido la matrona, quien por cierto olía mal. Igual es que vino corriendo. “Hoy tienen que elegir el menú del parto”, nos ha dicho muy profesional. Jo, qué detalle. Viva la madre que parió a la reina Isabel.

“Para mí lo que sea, pero con patatas fritas”, digo si ánimo de ser gracioso. La matrona alza los ojos del formulario, cruza la mirada con mi señora y hace un mohín con la boca, como sintiendo pena por lo que le espera a la criatura.

“Me temo que no es esa clase de menú. Se trata de las distintas opciones que ustedes tienen para un parto a su gusto”. Y a continuación pasa a recitar un largo listado con mil cosas para decidir: parto al agua o en casa; anestesia con gas, local, epidural, etcétera, etcétera. Incluso hasta si el padre va a querer cortar él mismo el cordón umbilical (si es que antes no se ha desmayado, claro está). Retiro lo de la cadena de producción anteriormente dicho. Viva el trato personalizado y el eau de chanel de la matrona. Esto debe ser mejor que viajar en business class con la British Airways. “Dónde estará la trampa?”, confieso que se preguntaba mi parte más española.

Las parturientas que han pasado por tal experiencia en ambos lados del Cantábrico parecen coincidir en su apreciación de que en el Reino Unido todo son opciones y respeto por los deseos de la individua mientras que en España te puedes dar con un canto en los dientes si no te toca una enfermera sargento reciclada de un plan de re-estructuración laboral de Iberia.

- Una preguntilla. Qué sabe Vd del riesgo de que nuestras grupos sanguíneos puedan ser incompatibles?
- Me temo que…
Uno no termina de acostumbrarse a eso de que las frases empiecen con el falaz “me temo…” (I’m afraid…)
- Me temo – repite – que no va a ser posible que le ayudemos. Nosotros no nos metemos en eso.
- En eso?
- No hacemos ninguna prueba al varón porque no queremos meternos en líos.
- En líos??
- Es que - dice entonces bajando la voz inclinándose hacia nosotros - hay una gran proporción de padres que resultan no ser los padres biológicos de la criatura.

Ya me parecía a mí que hay mucho bastardo suelto…

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