
Por otro lado, aquel que no vive en o cerca de Londres tiene aún más dudas porque cualquier legado que deje el evento en forma de instalaciones, transporte y comunicaciones lo va a pagar viendolo de lejos. Muchos piensan que Londres es justamente el lugar donde no había que organizar el tinglao porque la ciudad no da más de sí. Manchester parecía que era la alternativa más idónea pero, gracias a Margaret Thatcher, el norte del país ya no existe.
También los hay optimistas y, entre estos, aquellos que opinan que las olimpiadas darán un espaldarazo definitivo al deporte británico, las medallas arrastrarán a millones de jóvenes a hacer ejercicio y el país entero llevará una vida más sana. Y si los cerdos volaran…. Para tal fin, la estrategia es reclutar jóvenes altos, clave del éxito olímpico, según ellos. La iniciativa oficial se llama “Sporting Giants”. La primera convocatoria se hizo en la plaza de Trafalgar (Londres) hace un mes. Si llegamos nosotros a organizar algo similar en una plaza de cualquier ciudad española seguro que nos llamaban paletos.
Volviendo al dinero. La propuesta de un periodista en la tele es la de traspasar las Olimpiadas a Varsovia. Razona que la creación de los miles de empleos en Londres y la consiguiente acumulación de riqueza va a ir a parar a los trabajadores, es decir, a los polacos. “Qué exageración” pensaba yo. No tanto, parece ser. Un colega, director general de uno de los mayores proyectos de construcción que estamos desarrollando, me comenta que los carteles de la zona de operaciones en Irlanda del Norte están en polaco y que una docena de empleados llevan un distintivo casco amarillo. Son los traductores.
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