Es interesante comprobar cómo las fuerzas de seguridad de distintos países ejecutan su autoridad. El asunto estuvo aquí de actualidad hace un par de semanas después de que las policías italiana y española redujeran sin contemplaciones a grupos de exaltados aficionados ingleses en estadios de futbol de Roma y Sevilla. Los medios locales acusaron a las policías mediterráneos de emplear excesiva e indiscriminada fuerza para reducir a cuatro imbéciles.
Un alto mandatario del fútbol europeo decía que se debería aprender algo de la policía inglesa, quien tras varias tragedias y mucha violencia, ha tardado más de veinticinco años en prevenir y reducir los altercados entre las hinchadas inglesas. Es una sugerencia sensata, me parece. Yo voy también a poner mi granito de arena y propongo que los árbitros de fútbol españoles aprendan algo de los árbitros ingleses cuando ejercen su autoridad. Vaya chorrada, dirán algunos. Me explico a continuación e ilustro la comparación con un par de fotografías.
Los árbitros ingleses suelen mostrar la cartulina, sea amarilla o roja, con el brazo izquierdo ligeramente flexionado, después de anotar los datos del jugador amonestado y así dejar pasar unos segundos para que los ánimos se templen. Independientemente de la justicia del castigo, se aprecia respeto mutuo. Es una relación de adulto a adulto.
Un alto mandatario del fútbol europeo decía que se debería aprender algo de la policía inglesa, quien tras varias tragedias y mucha violencia, ha tardado más de veinticinco años en prevenir y reducir los altercados entre las hinchadas inglesas. Es una sugerencia sensata, me parece. Yo voy también a poner mi granito de arena y propongo que los árbitros de fútbol españoles aprendan algo de los árbitros ingleses cuando ejercen su autoridad. Vaya chorrada, dirán algunos. Me explico a continuación e ilustro la comparación con un par de fotografías.
Los árbitros ingleses suelen mostrar la cartulina, sea amarilla o roja, con el brazo izquierdo ligeramente flexionado, después de anotar los datos del jugador amonestado y así dejar pasar unos segundos para que los ánimos se templen. Independientemente de la justicia del castigo, se aprecia respeto mutuo. Es una relación de adulto a adulto.
Los árbitros españoles (y de otras muchas nacionalidades) lo hacen con el brazo derecho totalmente extendido, inmediatamente después de cometerse la infracción y con cara de mala uva. Es agresivo. “Te vas a enterar quién manda aquí” parecen decir. Relación padre – niño, lo llaman los estudiosos. Y a partir de ahí, se monta la gresca.
Pequeños detalles pueden hacer una gran diferencia.
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