viernes, 13 de abril de 2007

Te lo dije...

Para todo tiene que haber una primera vez y anoche un guardia cabrón me puso una multa de aparcamiento. Son 60 libras del ala (90 euros), que puedo rebajar a la mitad si me doy prisa en pagar. Todo sea dicho, mi coche (que no yo) era culpable de estar estacionado en una calle para residentes solamente.

Le llamo cabrón al guardia porque, además de que me desahoga, actuó con premeditación, alevosía y nocturnidad. Los inspectores de aparcamiento (parking wardens) no son policías municipales como en España. Visten uniforme y gorrilla a juego para impresionar pero pertenecen a empresas privadas subcontratadas por los ayuntamientos. El mercado en el Reino Unido es bastante lucrativo. El año pasado recogieron más de 1.500 millones de euros en multas.

No es de extrañar que trabajen por “objetivos”; de otra forma uno no se explica que hacía áquel malnacido a las 9:45pm merodeando las calles adyacentes de un pub en día de fútbol televisado y con los aparcamientos semivacíos porque muchos vecinos están aún de vacaciones. A esa hora los niños ingleses llevan tres horas en la cama y la mayor parte de los adultos van camino de ella. Baste decir que la última sesión de cine en Reading es las 10pm.

Por un momento pensé en circular por las calles adyacentes con los focos apagados hasta localizar al inspector. Esperaría a que quisiera cruzar la calle para hacerle una señal cediéndole el paso y entonces aceleraría para darle con la multa en la frente. Pero, como cualquiera puede imaginar, decidí irme a casa con el rabo entra las piernas, que todavía quedaba soportar el “te-lo-dije” de la parienta.


1 comentario:

Eduardo Sanchez-Ros dijo...

Lo del gorrilla de anoche fue juegar sucio, robo a mano armada (ya me diras que 15 mil pesetas por aparcar mal... - nada que ver con las 500 pelas por no pagar el ticket de zona azul en España) y completamente aleatorio, ya que nosotros no teniamos receta.

Lo sientimos... :(