jueves, 19 de abril de 2007

Orgullosos de los nuestros

Hay dos secciones de la prensa escrita inglesa que leo con especial interés: los deportes y los obituarios. Omitaré dar explicaciones sobre mi interés en la primera por razones obvias, tratándose de un deportista de sofá como soy. La segunda, no confúndase con la lectura de esquelas, obedece a algo menos morboso de lo que parece.

Hace un par de días leía que falleció Howard Goorney (85 años), un actor menor secundario, desconocido para la gran mayoría. El Daily Telegraph le dedicaba media página donde cuenta con entretenida narrativa su trayectoria vital y su aportación al teatro y la televisión. Un día antes escribieron sobre Paul Bergne (70 años), antiguo miembro del servicio secreto de inteligencia y luego cronista de asuntos de Asia Central. En ambos casos, como en muchos otros, se trata de una especie de homenaje póstumo a la memoria de aquellos que han contribuido con su esfuerzo al desarrollo del país en cualquier faceta. Encomiable.

Busco con trepidación la misma sección en elmundo.es para poder demostrar que mi preconcebida teoría es equivocada. Hay diez obituarios pero sólo uno de ellos corrsponde al de un español, un tal Adolfo Abril, también conocido como “el ginecólogo de las famosas”. No puedo creer que recientemente no haya pasado a mejor vida un semi-desconocido abuelete español cuya pequeña contribución a las humanidades, a las ciencias o a la sociedad civil de nuestro país no merezca una respetuosa referencia que sus nietos y el resto de paisanos podamos leer con orgullo y admiración.

Está claro que todavía somos un país de pandereta.

No hay comentarios: