lunes, 5 de marzo de 2007

Por la Reina

Roger y Karein, una simpática pareja de sudafricanos, nos invitaron a cenar a su casa el viernes. Para aquellos que gusten de colores, diré que ambos son blancos. Calculo que él está en los cuarenta años largos; ella a mediados de la treintena. Han tenido un bebé, Simon, un cacho carne de cuatro meses.

Su idioma materno es el afrikaans. Hablan entonces inglés con un acento duro, arrastrado, a veces difícil de seguir. Tanto es así que cuando más hablaba Roger, yo más iba intimando con el Baron Georges, que no era un aristócrata invitado a la cena, si no la botella de vino tinto que tenía enfrente.

Roger tiene la doble nacionalidad sudraficana-británica desde hace diez años. Nunca se lo ha dicho a su empresa. Trabajan a menudo para el ministerio de Defensa y la doble nacionalidad no se lo permitiría en algunos casos (parecido a lo me dijeron los del armamento atómico durante mi entrevista de trabajo telefónica). Roger dice que no es que él haya mentido, es que “no se lo ha dicho”. Quien hizo la ley, hizo la trampa. Tampoco habría que ser muy sagaz para descubrirlo. Y Sherlock Holmes era inglés? Los cojones.

Karein acaba de obtener la nacionalidad británica. Parece ser que los trámites son relativamente sencillos viniendo de un país “normal”. Hay que cumplir cinco años de residencia en el Reino Unido, no haber reclamado beneficios sociales, pasar unos tests y hacer el juramento. Esto del juramento me sonaba familiar. Dusan, un serbio buen amigo y compañero de batallas en mi anterior patrono, llegó a este país con estatus de refugiado (asylum seeker). Consiguió la nacionalidad británica con mucho esfuerzo y estrés al cabo de seis años. Yo le acompañé al notario para hacer el último trámite. El notario, tras unos minutos de conversación para asegurarse que entendía inglés, le preguntó:

- Bajo qué fórmula quieres hacer el juramento? Por "la Reina y Dios" o por "la Reina" solamente?
- Cuál de las dos es más barata? – le respondió el serbio.

Todavía nos estamos riendo de aquello.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Hablando de mentir o no de decir la verdad, te puedo contar una historia de Jorge Bucay que acabo de leer:

DIALOGO EN UNA PAREJA:
-QUE TE PASA?
-NADA.
(ALGO LE PASA Y ÉL SABE QUE ALGO LE PASA, AUNQUE NO SEPA EL QUÉ. ESTA MINTIENDO)

OTRO CASO:
-QUE TE PASA?
-NO SÉ...
(ALGO LE PASA Y ÉL SÍ SABE LO QUE LE PASA. ESTA MINTIENDO)

UNO MAS:
-QUE TE PASA?
-NO TE QUIERO CONTESTAR AHORA.
(PUEDE QUE PAREZCA MAS PROBLEMATICO, PERO ESA PERSONA ESTÁ OCULTANDO Y ES SINCERA).

CONCLUSIÓN: LA SINCERIDAD SE RESERVA PARA LOS AMIGOS Y LA FRANQUEZA PARA LOS ELEGIDOS.

JORGE

P.D: un descojono tu amigo serbio