lunes, 1 de octubre de 2007

Los prolegómenos

Gracias por las decenas de miles de muestras de preocupación pero mucho me temo que el hecho de que tenga estas páginas desantendidas no se debe a nauseas, vómitos, malestar general u otros caprichos de la naturaleza si no más bien a los malnacidos de Iberia que me dejaron tirado en el aeropuerto de Barajas dando un cúmulo de excusas de diversa índole y que podrían resumirse en un conocido dicho popular que hace referencia a lo que le cuelga, de forma notoria, a la estatua del caballo de Espartero en la calle Alcalá de Madrid.

En fin, vuelvo a la promesa de contar los prolegómenos de mi estado de buena esperanza.

Acto 1: Conversaciones domésticas

- Y si compramos un perro?
- No me gustan los perros encerrados en una casa. Por qué no un canario?
- De verdad no te gustan los perros?
- Me gustan, al contrario que los gatos, pero no en mi casa…
- Y si es un perro pequeño?
- A dónde quieres llegar?

Acto 2: Manos a la obra

Los veteranos a esta página recordarán que en una ocasion reflexionaba sobre el hecho empíricamente corroborado de que resulta más fácil dejar embarazada a la novia que a la esposa.

Acto 3: Páginas amarillas

- Mire Ud, señor don doctor. Entre lo mal que leo los mapas, la mala práctica de conducir en sentido contrario y la sensación de que en este país las cigueñas son especies protegidas…
- Entiendo. Y ha pensado en alguna solución al respecto?
- Me he informado en la Internet y queremos tener niños por bluetooth. Y si no puede ser así, pues mejor por osmósis, o por mediación del espíritu santo o…. pero coño, haga algo.
- Quiere Vd sentirse útil en todo esto?
- Faltaba más, lo que haga falta, señor don doctor. Si Vd. me dice que me tire por un puente, allá que voy de cabeza.
- Ve esa puerta con el rótulo que dice "Contabilidad"? Pues llame antes de entrar y vaya sacando la tarjeta de crédito.

Así empezó el asunto. Todo muy romántico, como pueden apreciar.

Continuaré con la concepción.

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